No hay que ser muy entendido para darse cuenta de que todos se declaran "expertos" en el tema, y en muchos lugares a donde vas, están siempre listos para mostrarte una pila de recomendaciones, fotografías, y textos multicolores, carpetas, cuadernillos y un sinfín de elementos que pretenden "avalar" su calidad.
Sin embargo, en casi 16 años trabajando para el sistema, como simple relatora (entiéndase la Profesora que realmente tiene que hacer las clases), me he dado cuenta que no sólo “no todo lo que brilla es oro”, sino que además, A VECES TIENE UNA PELICULA DE ESMALTE TRANSPARENTE ENCIMA...Me ha tocado conocer por distintos medios a un sinfín de institutos, escuelas de idiomas, centros de capacitación y hasta universidades, y con contadas excepciones, la calidad promedio que ofrecen es MALA (sí, con mayúscula).
Tengo mis propias teorías al respecto para tan mala calidad:
Una, es que los creadores del instituto o centro de capacitación (el título da lo mismo, pues es nombre de fantasía al fin y al cabo) no tienen idea de enseñanza…el asunto es tener un negocio rentable y lo que importa es hacerse mucha publicidad para asegurarse la entrada constante de dinero a costa de los incautos.
Dos, que utilizan un enfoque equivocado con respecto a los cursos. Esto es, deciden desde el principio el método, el texto y los medios didácticos (si es que usan alguno), sin considerar las necesidades y diferencias individuales de sus alumnos-clientes-víctimas Y SIN HACER VARIACIONES…así es como después de tomar 5 años de cursos de inglés seguidos, todavía hay personas QUE NO PUEDEN HABLAR INGLES!!! ¿Por qué? Simple: el método no les acomodó, o no les gustó el texto, o se llenó de nuevas trancas en el camino.
Tres, que venden un curso y emplean a relatores que tienen que venir con su propio material y método…(ojo: aquí no puse Profesores, porque muchos emplean a gringos de paso por el país o a personas que hablan inglés pero no tienen su título de profesor). Este es el caso más dramático, porque aquí no se realiza ninguna labor de supervisión de lo que se está haciendo, cómo se está enseñando o si la persona está aprendiendo…(¡horror!)
Cuatro, todas las anteriores.
Debo decir que sí hay instituciones que realmente entregan un trabajo confiable, de calidad pura, pero siendo honesta…son los menos.
¿Y CUAL ES LA DIFERENCIA, si todos se presentan con la misma sonrisita, la misma carpetita y el mismo Powerpoint? La diferencia está en el CONTENIDO de lo que se vende…
1. Relatores : Deben ser experimentados, con un nivel de inglés excelente (si su inglés suena como Cantinflas, es muy mala señal)
2. Metodología: Debe tener objetivos claros y precisos, yendo de lo más básico a lo más difícil. Debe incluir actividades variadas por cada aspecto a enseñar, INCORPORAR TECNOLOGÍA (la pizarrita blanca y el diario en inglés no motivan a nadie!!!), no basarse en puras repeticiones (para eso mejor comprarse un loro gringo) y sobretodo ADAPTARSE A LO QUE EL ALUMNO QUIERE Y NECESITA APRENDER. Si no es así, huya.
3. Material: Debe ser muy variado y de acuerdo a las necesidades de los alumnos. Si le están ofreciendo el mismo libro que usó en la universidad o en el colegio, es mejor que se invente una reunión urgente y salga rápido de ahí.
4. Número de alumnos: Debe trabajarse con grupos pequeños (mejor provecho de la hora/clase para el alumno) y HOMOGENEOS…si no hacen prueba de diagnóstico y tiene a 3 personas que se lo hablan todo y a dos que no saben ni decir Chile en inglés, ESTO NO VA A RESULTAR…
Por eso, si está pensando en contratar un curso de capacitación para su empresa, investigue bien primero, y hágalo solito (las famosas OTIC tienen sus propias OTEC, recuerde). La franquicia Sence la va a usar igual, pero si elige sólo por el nombre, o porque tienen convenio con los bomberos o porque le regalaron un flotador con el logo, puede convertirse en el dinero peor invertido de su vida. Pero si se fija en los 4 puntos que ya mencioné, de seguro va a poder hacer una buena elección. El mismo consejo corre para los particulares, así es que, a estudiar donde no los hagan lesos.
Un abrazo,
Lucía