domingo, 10 de mayo de 2009

LA TELETON DURA SOLO UN DIA




Mala pata. Justo cuando juraba que iba a batir mi propio récord, pisé un adoquín que estaba quebrado y terminé con un lindo y morado esguince en el pie izquierdo. Desde hace 8 días que recorro todo Santiago con una poco sexy bota de yeso hasta la rodilla, y un cadencioso movimiento de caderas como si tuviera distemper y me ha tocado pasar una cantidad de rabias increíble.
No es la primera vez que ando coja, porque soy hiper-laxa (entiéndase "demasiado elástica"), una condición ideal para practicar gimnasia olímpica y recoger cosas del suelo, pero que hace que uno se lesione a cada rato, porque todo se estira en exceso. Tampoco es la primera vez que tengo que recorrer todo Santiago rengueando, porque como trabajo a honorarios (ay de mi), si no trabajo, no produzco, y si no produzco, no como. En fin, gracias a estos "tours" de cojera, me he topado con una realidad muy incómoda, que me llena de rabia y me hace condolerme más aún de la gente de la tercera edad o de quienes tienen que vivir su vida amarrados a un par de bastones o una silla de ruedas...
Y es que la gente es insufrible!!! Mejor dicho, Santiago es insufrible para una persona con alguna discapacidad. Todo está mal hecho. Empezando por la gente.

-Te paras en una esquina para tratar de cruzar, y el pavimento tiene unas pseudo rampas que son para matar a cualquiera. O te caes de bruces y te vuelas cuatro dientes o te afirmas del primer poste que encuentres. y pareces curado a las 7 de la mañana. Para más remate, el semáforo está programado para dejarte justo a unos 10 metros de la otra orilla, así es que tienes que apurar el tranco CON UN PIE, porque los autos y micros igual se te tiran encima...para qué decir si es invierno y ha llovido. Nadie te libra del tsunami que te fabrican a propósito, donde te dejan mojado hasta por la pared de enfrente.

-Trata de viajar en micro...camina con yeso o con bastón 4 cuadras para tomar una micro que va llena, cruza la mitad de la micro por un pasillo donde sólo cabe gente flaquita, pero siempre hay una gorda atascada y un gil con una mochila. Llegas al sector de los asientos preferenciales después de colgarte de dos manillas que apenas alcanzas (gracias Dios mío por haber hecho gimnasia cuando chica!) y...no te pescan!!! Tienes que pedir por favor, por favor, por favor, que te den el asiento, y si están de malas, se hacen los sordos no más. He tenido que viajar hasta 30 minutos parada en una pata porque alguien no me quiso dar el asiento (conste que son varios asientos naranjos). Bajar es otro triunfo, porque los choferes se saltan los paraderos y de repente no te esperan. También me he quedado atrapada entre las puertas porque el chofer me dejó como sanguche al cerrarlas antes de tiempo (sí, hasta yo me reí de lo ridículo que es quedar con una pata adentro y otra pata y un bastón afuera ).

-Trata de viajar en metro...si por una de esas casualidades de la vida tiene ascensor, minas con tacos, familias completas o gente floja no más, se acaparan la entrada y sonaste. El otro día en el metro Tobalaba una vieja gorda que hace el aseo me tiró para abajo, porque había sobrepeso...por supuesto ella bajó en el ascensor junto con un montón de veteranas, estaba sanita y no lo estaba limpiando!!! En fin, si logras llegar abajo, pasas tu tarjeta bip y cuack...tres tramos de escaleras hasta llegar al andén. Entremedio, la gente pasa rajada y si no te afirmas con las 2 manos, bajas de cabeza. Te subes al metro, por supuesto LLENO y empieza tu pesadilla para tratar de sentarte (aquí aclaro que para alguien enyesado, con un bastón, con una venda o cualquier lesión, viajar de pie es peligroso, pues todo el peso del cuerpo tiene que sostenerse en una extremidad si se trata de un pie, o te puedes caer y lesionarte de manera mucho más grave si es un brazo...cualquiera de las alternativas es igualmente dolorosa e incómoda). Ahí de frentón hay que volverse pedigüeño. Son muchos los que estando sentados te miran el yeso de arriba a abajo, y ponen cara de "pucha la custión pa fea". Pero se quedan sentaditos. Hace unos días le pedí el asiento a una joven que iba de brazos cruzados escuchando música, fui súper amable, pero me preguntó: "Y por qué????". Cuando le dije que lo necesitaba porque estoy enyesada, me dio una mirada fulminante y se demoró exactamente 22 segundos en hacer otro movimiento...así es que tuve que aguantarme una buena frenada que casi me bota. Se paró de mala gana y me debe haber odiado todo el camino...de hecho, me miró tanto rato que estoy segura que estaba tratando de hipnotizarme para hacer que yo saltara por la ventana.

-Trata de moverte por cualquier calle. La gente pasa soplada por tu lado, te dejan como puerta giratoria o esperan que tú les hagas el quite si vienen de frente...o sea, si te cuesta caminar pa'delante, imagina lo que es caminar p'al lado y reaccionar a tiempo. Si vienen por detrás, te chocan igual, y te hacen perder el equilibrio. De todas maneras, de frente es siempre peor. Aquí las más odiosas son las mujeres con coche (cómo las detesto, Dios mío!!!). Ellas aceleran y no cambian el rumbo, aunque eso signifique que te pasen las ruedas por arriba del pie lesionado. Me pasó unos años atrás...y todavía la tipa me quedó mirando feo.

-Trata de comprar en el supermercado. Te pasan a llevar con el carro, la fila preferencial es la más llena (es increíble la cantidad de hombres embarazados en este país!!!!) y todos eligen pasar por tu lado para entrar...no importa si te dan un codazo que te deje sin respirar. Y típico que el empacador te pasa 10 bolsitas distintas que no sabes en qué mano poner.

-Trata de comprar en cualquier tienda. Siempre atienden al que mete más bulla primero. Los otros clientes te miran el bastón, o el yeso, o el cabestrillo, siempre con cara de "pucha la mina cuática", pero siguen en su puesto. Nadie te ayuda ni siquiera a sujetar las bolsas.

Tengo una cantidad impresionante de historias de este tipo. Me carga eso de tener que andar reclamando en todos lados, así es que muchas veces me quedo callada. Pero cuando llego a alegar a los encargados de mantener el orden en cada lugar (llámese guardias, supervisores, gerentes de turno, etc.), la respuesta es la misma: "No se imagina señora. Pasa siempre. Son como animales"...O "no hay otra forma de bajar (eso pasa en todas las estaciones del metro), sólo las escaleras, pero parece que van a poner ascensor"...dato curioso: el metro está funcionando desde 1975. Parece que nadie en Chile se accidentó desde esa fecha hasta por lo menos este otro año...porque, ¿cómo explican que para el andén sólo haya la posibilidad de las escaleras?

¿Y qué pasa con la gente que tiene lesiones permanentes? ¿O sea que no tienen derecho a hacer nada más que aparecer para la teletón? ¿Cómo van a trabajar o a hacer sus trámites? ¿Acaso no pueden ir a algún lugar a pasarlo bien un rato? ¿Y qué pasa si no andan con nadie que los ande trayendo en brazos?

Lamentablemente la experiencia me ha convencido que el show de la Teletón dura un puro día. ¡Tanto que llora la gente durante las transmisiones, y rayan los autos con cartelitos! Muchos donan luca una vez al año y se sienten héroes, pero en la calle la cosa es diferente. ¡tanto show que hacen de ayudar a la gente que no se puede mover...! pura mentira. La verdad está allá afuera. Allá afuera es donde las viejitas de 90 años se tienen que ir de pie para que un gallo quede cómodo con los pies arriba del asiento. Allá afuera es donde los ancianos con parálisis en la mitad del cuerpo tienen que subir y bajar 3 pisos de escaleras empinadas para salir a la superficie. Afuera es donde la gente con lesiones en las rodillas o en la espalda tiene que sentarse en asientos de micro que los hacen resbalarse hacia adelante todo el trayecto. Es en las calles donde se ve que el común de la gente se comporta peor que manada y al verte con dificultades acelera para chocarte y derribarte. Ahí afuera no hay ningún Don Francisco con sentidos discursos que hacen llorar a medio Chile, tampoco hay campañas de "compre para ayudar", "done su peso", "ayude al que le tiemblan las piernas". Afuera los que terminan llorando de impotencia son los que se ven atropellados y agredidos porque tuvieron la mala pata de no poder saltar y bailar como cualquiera.

Tengo mucha pica. Pero la pica tiene que ser productiva. Así es que estoy pensando seriamente en armar algún grupo de defensa a los que pasan por estas penurias a diario. Falta respeto todos los días, no sólo las famosas 27 horas de amor. Falta infraestructura, porque para variar, todos los edificios y transportes son hechos parece por gallegos. Falta regulación y fiscalización (sabían que en el metro Bellas Artes hay un ascensor que te lleva al andén sin pagar? Obvio que se llena de frescos que se quieren saltar el pago). Falta cultura (para mi cultura no es andar en zancos por el Parque Forestal por un festival de no sé qué cosa), y falta gente que se comporte como gente y no como rinocerontes. ¿A palos se logrará? No creo, pero de que dan ganas, las dan.
Creo firmemente que las cosas que a uno le pasan en la vida son para aprender y ayudar a los otros de alguna forma. Hace tiempo que lo vengo meditando y creo que pronto tendrán noticias acerca de mi pequeña revolución para buscar respeto por los que apenas se pueden mover. ¿Alguien se interesa en participar?

Un abrazo,


Lucía